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La característica distintiva de las piedras para masaje es su capacidad para retener calor durante períodos prolongados. Antes de su uso, las piedras se calientan y se colocan estratégicamente en puntos clave del cuerpo, creando una sensación de confort y relajación profunda. El calor emanado por las piedras ayuda a relajar los músculos, mejorar la circulación sanguínea y aliviar la tensión acumulada.
Estas piedras también pueden usarse de manera alternativa con piedras frías para brindar un efecto terapéutico adicional. El contraste entre el calor y el frío ayuda a estimular la circulación y reduce la inflamación, ofreciendo una experiencia de masaje única y revitalizante.
En resumen, las piedras para masaje son aliadas valiosas en la práctica de la terapia de masaje, proporcionando un toque extra de confort y eficacia para mejorar el bienestar físico y mental.
B.A
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