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La melaza contiene una gran cantidad de azúcares concentrados. Estos azúcares son una fuente energética que cubre los requerimientos en la elaboración de los piensos que son base de su alimentación. Las propiedades de palatabilidad y olor agradable para los bovinos hacen que los niveles de ingestión de los rumiantes se incrementen, incluso en combinación con otros alimentos de olor desagradable que pueden ser rechazados, como algunos cereales, la urea, los minerales, entre otros.
El consumo de melaza por el ganado vacuno lechero y el ganado ovino estimula el crecimiento de la flora ruminal, por lo que estas especies aprovechan de manera más efectiva los alimentos fibrosos como la paja, el heno, etc. De esta forma, la melaza incrementa la digestibilidad de los forrajes y aumenta, por lo tanto, el valor alimenticio de toda la ración.
El valor nutritivo de la melaza estriba en:
Importante fuente de hidratos de carbono y, por lo tanto, de un alto contenido energético.
Buen sabor y olor que aumenta el apetito y la ingesta del pienso, y en consecuencia, incrementa la ganancia de peso vivo, sobre todo en el ganado de pastoreo criado en forma extensiva.
Elimina la formación de polvos durante la alimentación del ganado, actúa como aglomerante y facilita la formación de pellets.
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