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Al entrar en contacto con el agua, potencia-liza los niveles de oxígeno. De manera que al entrar en contacto con la sangre purifica, oxigena y desintoxica. Alcaliniza el potencial de hidrógeno en la sangre (pH).
Además, fortalece el sistema inmunológico, protegiendo al cuerpo de virus, bacterias y hongos. Limpia los filtros de oxigenación como los pulmones, hígado y riñones, atra-vés de la oxigenación celular. Mantiene el hígado sano, evita la anemia, mantiene un nivel adecuado de calcio en los huesos, mejora la digestión, contrarresta el mal aliento y ayuda a remover las grasas en procesos dietéticos.
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