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Esta pieza mide 40.5 cm de alto por 24.5 cm de ancho
Desde tiempos ancestrales, el Guerrero Jaguar ocupó un lugar prominente en la cultura maya, siendo considerado un símbolo de poder y liderazgo. Su imagen se encuentra plasmada en numerosos templos y esculturas que aún perduran en las antiguas ciudades mayas. La figura del jaguar, con sus características manchas y mirada penetrante, representaba la fuerza y el espíritu animal del guerrero.
Estos guerreros tenían la responsabilidad de proteger a la comunidad maya de los enemigos y terribles riesgos que acechaban. Desempeñaban un papel clave en las ceremonias religiosas y rituales, ofreciendo sacrificios en honor a los dioses mayas. Además, eran considerados intermediarios entre el mundo terrenal y el divino, conectando a la humanidad con las deidades mayas.
La formación de un Guerrero Jaguar era rigurosa y requería de habilidades físicas y mentales excepcionales. Desde una edad temprana, los jóvenes varones mayas eran instruidos en el arte de la guerra, aprendiendo diversas técnicas de combate y estrategias militares. Su entrenamiento incluía desplazamientos silenciosos, el uso de armas como el arco y la flecha, y el dominio del combate cuerpo a cuerpo.
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