o
Anuncios Clasificados
Cerámica de una cantina de diablitos, pieza vintage de Ocumicho, Michoacán.
Alto: 28 cm
Ancho: 26 cm
Profundidad: 17 cm
Tres demonios están en una cantina, uno de ellos es el dueño. Las obras de arte de cerámica que representan demonios son un arte popular tradicional del pueblo purépecha de Ocumicho en Michoacán, México.
El arte fantástico de los diablitos de Ocumicho.
Una “historia diabólicamente genial”.
A principios de los años sesenta del siglo pasado, aparece la peculiar historia que cambió la temática tradicional del barro en la comunidad de Ocumicho, en Michoacán, al producir figuras del diablo, dicen que el responsable fue Marcelino. Actualmente, las mujeres del pueblo recitan el mito en diversas versiones, pero muy similares, esto les permite intervenir en su preservación, el caso es que los Diablitos de Ocumicho dieron reconocimiento internacional a esta población, por sus actitudes chuscas, la creatividad de sus finos diseños, sus colores y sus diversos motivos, en ocasiones, acompañados de animales fabulosos.
¿Sabías que…?
Los organismos encargados de fomentar las artesanías mexicanas, han clasificado como “arte fantástico”, al conjunto de cerámicas representadas por los Diablitos de Ocumicho.
Mito-Historia
La versión más difundida por los pobladores sobre los fantásticos diablitos es la siguiente:
Un día, al regresar de Tangancícuaro, mientras pasaba la barranca antes de llegar a Ocumicho, Marcelino encontró a un señor que le dijo: “tus diablos son muy feos, mírame, yo soy hermoso, tienes que tomarme como modelo” y dio vueltas levantando los faldones de su abrigo. Al mirarlo, Marcelino se dio cuenta de que tenía una cola, que en vez de manos tenía patas de gallina, que, en vez de pies, tenía patas de chiva. Entonces, Marcelino comprendió que estaba frente al ¡diablo! Marcelino se persignó y el hombre desapareció.
Otra interpretación, entre las muchas que existen sobre el origen de la elaboración de los diablitos, es que el diablo recorría Ocumicho y molestaba a todos. Se metía a los árboles, perseguía y enloquecía a la gente, que estos se enfermaban, entonces a alguien se le ocurrió que había que darle un lugar donde pudiera vivir sin molestar, así crearon los fabulosos diablitos de barro.
Una historia reveladora
Marcelino Vicente Mulato era huérfano, fue abandonado por su madre al casarse nuevamente, su padrastro no lo quería, empezó a vivir con unos y otros, se inició en la cerámica muy niño y sobresalió por sus bellas figuras muy bien hechas, en principio hacía ángeles. Se piensa que Marcelino estaba dotado de un sentido artístico más desarrollado que los demás y también se dice que el diablo mismo le sirvió como modelo. A él se le atribuye la creación del primer diablo en el pueblo de Ocumicho, modelado a mano, cuentan que no vivía como los demás, que estaba solo y era homosexual, que hacía tortillas y que murió muy joven, asesinado por fuereños en 1968.
La producción alfarera de Marcelino fue altamente reconocida, en aquel entonces por Banfoco, (Ahora Fonart) y fue rápidamente promovida en el año de 1962. Participó en la Primera Feria Artesanal de Pátzcuaro en 1963, ese mismo año fue invitado a participar en la Feria del Hogar de la Ciudad de México y al año siguiente en la Feria Mundial de la Artesanía de Nueva York.
¿Sabías que…?
La historia de Marcelino puede comprenderse como un “mito exotizante”, contado para satisfacer la necesidad de los visitantes que desean conocer el relato que añade valor a las figuras de barro.
Marcelino formó escuela entre las mujeres de Ocumicho, utilizaban los moldes fabricados por él, la actividad se colectivizó y se instauró como tradición.
Anuncios Clasificados