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Fabricada en acero 316
Acabado pulido
2.5 X 3.5 cm
Hace muchos años, en una noche fría de diciembre, un viejo motorista rugiente volvía de un viaje a México, con sus alforjas llenas de juguetes y otras baratijas que había comprado para los niños de un grupo de casas cercanas a donde el trabajaba.
Mientras montaba a lo largo de esa noche, pensaba cuan afortunado era él en ese estado de su vida, tener un “socio” cariñoso como su moto que entendía su necesidad de vagar por las carreteras y que nunca lo había dejado tirado en los muchos años en los que habían compartido camino juntos.
Cercano a las 40 millas, al norte de la frontera, en el desierto alto, estaban al acecho un grupo de pequeños “critters” conocidos como “GREMLINS DEL CAMINO”.
Sabes, existen obstáculos en la carretera, tales como piedras, palos y pedazos de viejos neumáticos, y también clavos de esos temidos por los motoristas, y tantos otros objetos que influyen en el rodar de una moto, así los “GREMLINS DEL CAMINO” los aprovechan para tener una ocasión de regocijo sobre sus actos del mal.
Bien, este motorista solitario entró a una curva a la luz de la luna y los “Gremlins” lo emboscaron, haciéndolo estrellarse contra el asfalto, y en el resbalón –antes de detenerse- una de sus alforjas se rompió.
Yacía ahí incapaz de moverse, cuando los “GREMLINS DEL CAMINO” se acercaron hacia él. Bien, este motorista no estaba dispuesto a entregarse y comenzó a lanzarles los objetos que llevaba en sus alforjas, mientras los “Gremlins” seguían acercándose. Finalmente, se quedo sin nada que lanzar, pero, él tenía unas campanas y comenzó a hacerla sonar con la esperanza de asustar a los pequeños malvados “Gremlins”.
A una media milla, lejos acampados en el desierto, estaban dos motoristas sentados alrededor de una fogata mientras charlaban de su día de paseo y de la libertad que sentían cuando el viento soplaba en sus caras mientras recorrían el extenso país.
En la calma del aire de la noche oyeron un sonido parecido al de campanas de iglesia, y dispuestos a investigar fueron hacía donde provenía el sonido. Encontraron al viejo motorista al borde de la carretera con los “Gremlins” alrededor para raptarlo, procedieron a disuadir a los “Gremlins” hasta que el último se escurrió en la noche.
Estando agradecido de los motoristas, el viejo “perro del camino” les ofreció pagarles su ayuda, pero como hacen todos los motoristas verdaderos, ellos rechazaron aceptar cualquier tipo de pago. No siendo él partidario de dejar pasar un noble acto inadvertido, el viejo motorista corto dos pedazos de cuero de sus alforjas y les ató una campana a cada uno. Enseguida las colocó en cada una de las motocicletas de los motoristas, tan cerca de la tierra como fue posible.
El guerrero del camino cansado y viejo les dijo a los dos viajeros: “con esas campanas colocadas en sus motos, estarán protegidos contra los “Gremlins del camino” y siempre que estén en un apuro hagan sonar la campana y un compañero motorista irá en su ayuda”.
Así que cuando veas a un motorista con una campana, sabes que lo han bendecido con la cosa mas importante de la vida:
“La amistad de un motorista compañero de ruta”.
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