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En los años 90 los astronautas se llevaron plantas a la estación espacial, y se encontraron con que la luz de LED de color rojo ayudaba a que crecieran y aceleraba la fotosíntesis. Las personas no son geranios, pero se empezó a investigar si estas frecuencias de luz podían tener algún efecto en las células humanas, y la respuesta es que sí. Las primeras aplicaciones fueron precisamente para mitigar los efectos perniciosos de los viajes espaciales: atrofia muscular, mala cicatrización de las heridas y pérdida de masa ósea debida a la ingravidez.
El principio de funcionamiento de la terapia con luz roja es la estimulación de las mitocondrias, los orgánulos que hay dentro de todas las células de tu cuerpo, que se encargan de producir energía en forma de una molécula llamada ATP (adenosin trifosfato). Si se estimulan las mitocondrias con radiación infrarroja, pueden producir más ATP, que entonces la célula utilizará para regenerarse y reparar los daños, o en otras palabras, rejuvenecer. De hecho, el envejecimiento se identifica como un descenso de la actividad de las mitocondrias.
A diferencia de la terapia con láser o luz pulsada de alta intensidad (IPL), que destruyen las capas superficiales de la piel, al aplicar luz roja e infrarroja (LED o láser de baja potencia) de un determinado rango de frecuencias (entre 600 y 950 nm), la luz puede penetrar unos 5 milímetros en la piel sin causar daño alguno.
La terapia con luz infrarroja es controvertida, porque junto con los beneficios comprobados hay numerosos tratamientos “milagro” que la utilizan para tratar lesiones y enfermedades en las que no se ha podido comprobar que sea eficaz. Por eso merece la pena detenerse y comprobar para qué sirve y para qué no. Estos son algunos de los beneficios para los que se han encontrado pruebas en distintos experimentos:
Ayuda con la cicatrización
Ayuda con la cicatrización en quemaduras, injertos de piel, heridas infectadas o amputaciones, aumentando el ritmo de regeneración de la piel y otros tejidos. También se ha comprobado en heridas que cicatrizan mal, como las úlceras en los pies debidas a la diabetes. Además mejora el aspecto de las cicatrices de las quemaduras.
Beneficios para la piel
Estimula los folículos y el crecimiento del pelo en personas que sufren alopecia androgenética. También se ha usado con éxito para tratar la psoriasis, y se encontró estimula la formación de colágeno en la piel y reduce las arrugas tratándolas solo con luz, sin necesidad de añadir productos fotosensibles. Lo mismo se pudo comprobar para mitigar los daños producidos por la radiación solar.
Mejora en las articulaciones
Mejora la función de las articulaciones en personas con artritis y el dolor en la artritis reumatoide. También se ha usado para el tratamiento del túnel carpiano mejorando la fuerza, aunque en este caso no ayudó con el dolor. Sí que funcionó para tratar la tendinitis en el tendón de Aquíles.
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