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Reed, Sue, Johnny y Franklin están viendo un noticiero de televisión sobre un robot gigante que supuestamente atacó un tren checoslovaco y se llevó su cargamento de lingotes de oro. Reed supone que puede tener algo que ver con los Guerreros Shogun, ya que son las únicas personas en la Tierra que poseen tal tecnología, y decide que la situación merece ser investigada.
Mientras tanto, cuando regresan de un espectáculo de Broadway, Ben y Alicia se involucran en una conversación sincera que atrae la atención de los transeúntes, la pareja ajena a la multitud que se ha reunido hasta que estallan en aplausos. Ben está claramente picado por el interés de la multitud y arrastra a Alicia de regreso al edificio Baxter con impaciente prisa. Cuando la pareja llega a la sede de los Cuatro Fantásticos, Ben se da cuenta de tres figuras misteriosas que merodean por el ascensor, cuya presencia activa una señal de alerta en el piso superior de la suite del ático. Mientras Reed, Sue y Johnny se apresuran a investigar la alarma, descubren que Ben ya se ha ocupado de la situación y les presenta a los tres invitados de los Cuatro Fantásticos: Richard Carson, Ilongo Savage y Genji Odashu, los pilotos humanos de los Guerreros Shogun.
Cuando Franklin entra con un radio de transistores, recibe un boletín de noticias que describe el avistamiento de un robot gigante cerca del monte Fujimoto, por lo que los siete héroes pronto se dirigen a Japón en el Pogo Plane. Mientras los Cuatro Fantásticos intentan lidiar con el robot gigante que está arrasando una ciudad japonesa, los Agentes de la Luz investigan el Santuario, su antigua base de operaciones ahora se utiliza como una instalación de almacenamiento para el botín del robot. Los Cuatro Fantásticos no pueden detener el alboroto del robot cuando arranca un banco de sus cimientos y se fuga con él, antes de regresar al Santuario donde se enfrenta a los Agentes atrapados. El Samurai Destroyer, como se presenta el robot, es en realidad un cuarto robot tipo Shogun Warrior, encontrado a medio construir y construido por su ocupante anónimo,
Los esfuerzos combinados de los Cuatro Fantásticos y los Agentes de la Luz son suficientes para dominar y destruir al robot, cuyo ocupante es detenido. Para los Agentes, sin embargo, la victoria es hueca, ya que con sus robots gigantes destruidos deben enfrentar la perspectiva de vivir una vida ordinaria lejos de los superhéroes a los que se habían acostumbrado.
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