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Ónix: El ónix, con su característico color negro profundo, es reverenciado por su capacidad para infundir estabilidad y fortaleza interior. Se considera un escudo contra energías negativas, proporcionando un sentido de seguridad y confianza. Además, se le atribuye la habilidad de mejorar la concentración y el enfoque mental, lo que lo convierte en un aliado valioso para estudiantes y profesionales. A nivel espiritual, el ónix se relaciona con el chakra raíz, fomentando la autoafirmación y la conexión con la tierra, generando una sensación de arraigo y pertenencia.
Piedra Volcánica (Basalto): La piedra volcánica, formada por la rápida solidificación de la lava, emana una energía vital y vigorizante. Reconocida por estabilizar las emociones y proporcionar una sensación de calma, esta piedra ígnea es considerada un ancla en momentos de tensión. Su origen ígneo y conexión con la energía terrestre la dotan de una fuerte capacidad para absorber energías negativas, aportando un sentido de purificación y equilibrio energético. Al mismo tiempo, fortalece la conexión con la tierra, reforzando la sensación de arraigo y pertenencia a la naturaleza.
Medida:
40 cm.
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