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El aceite de coco contiene vitamina E y es un antioxidante natural que ayuda a mantener sana la piel, con esto se puede evitar la resequedad de la piel. Por otro lado, es posible combatir la dermatitis, por ese motivo está presente como ingrediente principal en productos para cuidado de la piel.
Debido a su alto contenido en ácido láurico, el aceite de coco contribuye a quemar energía más rápido. La grasa del coco tiene una peculiaridad y es que aumenta el metabolismo, o lo que es lo mismo, hace que podamos quemar energía más rápido.
Cuando se toman calorías en forma de este aceite, es más lo que se gasta, que lo que se “aprovecha”. A esta propiedad se la llama termogénesis. En definitiva, este aceite puede ser un buen complemento para adelgazar.
Es bueno para personas con Alzheimer, también ayuda a prevenir otras enfermedades. Mejora la función cerebral, creando fuentes de energía alternativas para el cerebro, todo gracias a los ácidos grasos que contiene, esto se debe a los triglicéridos de cadena media.
Los ácidos grasos de la cadena corta del aceite de coco tienen propiedades antihistamínicas, que se usan para tratar enfermedades como el asma, la urticaria y la sensibilidad alérgica a los alimentos, sus propiedades también ayudan a la regeneración de la flora intestinal y cómo se absorbe -directamente- a nivel de colon, aporta energía. La versatilidad del aceite coco permite que lo podamos usar sustituyendo el azúcar.
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