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Imagina sentir en boca el mismo vino que bebieron en La Última Cena.
Después de un largo estudio de la historia del vino en aquella época hace 2000 años, más un análisis de las cepas utilizadas y una investigación del mejor vino que se bebía en la Ciudad Vieja de Jerusalén, hemos logrado esta réplica del vino que bebieron Jesús y sus apóstoles en ese más sagrado momento.
Las tierras y la producción en aquel tiempo resultaron en un vino rústico, con taninos duros. Sin embargo, para protegerlo y hacerlo sentir más suave y rico, se agregaba mosto dulce para los mejores vinos de la época.
Hemos unido una mezcla de cepas tintas de parras viejas con una producción más artesanal que refleja la forma de hacer vinos en el Medio Oriente hace 2 milenio, y se ha agregado mosto tardío natural para replicar el leve dulzor y redondez del vino que estuvo en la mesa de La Última Cena.
Cierra los ojos, bebe y transpórtate a la misma mesa…
Se envía la botella en una caja de madera.
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